Me pregunto para quien escribo.
Es obvia la respuesta,
no se escribe para nadie.
Esta sordo el universo,
en su nebulosas de “barco ebrio”
grita un Rimbau adolescente.
Quiero pinchar la sombra de una nube
para que te vomite en los ojos
y el silencio escupa sus verdades
en el interior de tu abierta boca de muerto.
Dios me dió todas las puertas
pero se quedo con las llaves.
Y en este espacio
por lo demás casto
soy un niño telegráfico
con tuétanos de hierro.
De mi charco saco cuervos,
alas SIN cielo,
ansiosas,
sobre cartas
de un tahúr melancólico.
Y rondo,
la misma noche rota
una
y
otra vez,
hasta agotar los recuerdos,
en el espejo famélico,
ciego
por la luz blanca del diablo.
Pero yo,
YO,
que
NO
tengo palabras,
las junto desesperado,
y lito su sacrificio
sobre el yunque del inconsciente
con un martillo de goma.
RIE,
.......PIADOSA
.........................TEMPESTAD.