XXX

EN CASA, EN EL JARDIN

En casa, en el jardín.


Amor, aquí te amo,
entre las cosas donde no estás,
donde te busco nadando a la deriva,
náufrago, solo, lejos de tu isla
como un espectro de la tarde amarilla.

Y Neruda pasa en su barcarola celeste,
se rasca la cabeza
agita los brazos,
quiere darme una mano;

lo dejo pasar,
prefiero ahogarme de vos sin vos,
aquí,
en casa, en el jardín


un largo bostezo de sol me quema los párpados,
se enciende de oro el ronco canto de las piedras,
la soledad brilla azul en el humo de mi último cigarro;


cansado de su vanidad de rosa por ser roja,
el rosal,
duerme con los agapantos;

en el pasto los bichos del pasto cantan su latosa sinfonía de chicharras.

Aquí te amo, amor,
tengo el corazón ardido en el espeso aceite de las lámparas de la vigilia.

Abriéndose como un río está la pena que inunda la casa vacía de vos,
de tu voz,
del pobre ínfimo tipo que soy sin vos.

Aquí,
donde faltas,
donde me haces falta,
como el aire hueco que no sé llenar;

aire que escapa de las cóncavas manos,
de los ojos cerrados,
de la postrera sombra donde habito ahora
juntando caracoles de tiempo;

arena, que no puede levantar el liviano viento hasta donde estés sin mí...

ya es noche, amor, y vos lejos,
llueve sobre mí la luz más tierna de la última estrella que apago sobre mi mano.

Y Neruda ríe,
después hunde su libro sin dejar salvavida alguno
de tu lado vacío de la cama.



24/11/2008


Copyright ©Gustavo Cavicchia.-Todos los derechos reservados

CUANDO.

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