1
La peor espada es el silencio
donde la muerte habla.
¿Será por eso
que deseo y temo tu boca?
Cuando estamos solos
los dos
y toco tu mano
y toda tú me miras desde tus grandes ojos quietos:
temo que no hables
y quedar todo yo atrapado
en el silencio de tu interrogante.
2
Duermes,
pequeña,
florcapullo que respiras
en la tranquilidad de mi costado.
Yo veo mares en el techo
con sus barcos,
un inmenso lago donde nadas
ingrávida sobre el agua,
música que la noche canta
más allá de la ventana.
Esta ternura ahora
es sólo mía,
tú duermes…
perdona mi egoísmo,
mis viajes por tu sueño.
15/10/2008
Copyright ©Gustavo Cavicchia.
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