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Esta soledad es un cristal.
Su luz escapa al mar,
a la profundidad de un prisma azul
rápido como los espejos:
es como el fuego el agua
brillando en las escamas de un pez espada atrapado
en el grifo del patio.
Pasa la tarde terca sobre el césped quieto,
en el aire esta el resplandor del sol,
es como el agua ingrávida la tarde
donde la soledad camina desnuda.
Tú no estas.
No se escucha música.
Algunas hormigas son ágiles y oscuras,
corren por el alambre de la ropa;
pasan alto las nubes sin rumbo y los aviones
absurdos.
Voy a perseguir un poco esta melancolía donde existes
pero cada vez es más fácil estar perdido en el lila
de los lirios.
Así la soledad
ha formado un aleph de todo lo vívido;
se ha tragado al mar con su pez, su espada y las escamas...
a la luz con sus espejos,
al sol que pasa alto con sus sombras.
Y a mí
con tu recuerdo.
con tu recuerdo.
Mendoza Domingo,
17 de agosto de 2014.
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