A quienes tenemos el alma perdida en la nostalgia; la ciudad sabrá tocar la soledad de nuestro corazón sensible, es la vestal que nos acompaña de la mano con su mejor vestido de flor encendida. Mitológico animal que nos envuelve en sus alas torvas: es el paisaje amado que otros ojos miran en nuestros ojos cerrados. Un idioma desarticulado en la vigilia del día. Materno y real en lo profundo de los sueños que
soñamos.
Como otra patria amada pero desconocida,
Como otro océano habitado de peces imposibles.
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