Los muertos son los otros,02/02/2010
los amanecidos,
los que guardan el trigo y la miel en sus manos abiertas,
los que guardan el cielo, la noche,
en sus ojos siempre abiertos como las estrellas.
¿Por qué yo he venido hasta aquí,
descalzo, a no poder llorar mi vergüenza?
Si mis muertos son simples muertos.
Ellos mueren de viejo,
salen en las fotografías
abrazando a sus nietos.
No son como los otros muertos:
aquel desaparecido,
esa mujer,
ese niño.
Aquellos otros muertos;
los inmensos muertos del profundo fango
o de negros rios;
muertos violados,
olvidados por todo y todos,
llenos de otoño con los huesos fríos
como el plomo de una bala,
grises como el humo
del disparo en la mano que no tiembla.
Los muertos son los otros.
Ellos,
los pobres muertos.
No mis muertos felices.
Copyright ©Gustavo Cavicchia.
-Todos los derechos reservados.
Salva un árbol escribe en papel virtual.-Todos los derechos reservados.