La ciudad.
Desiderata (cosas deseadas).
El tiempo nos forma a su antojo,
el tiempo es Dios escondido...
GC.
El tiempo es un perro ciego corriendo a una luna roja, el tiempo es un tigre oscuro viviendo en la sangre de un faquir dormido, el tiempo es el ojo del huracán, celeste como el cielo al que desgarra, rodeado de nubes negras, el tiempo es el otro especular a ti mismo escondido en el espejo donde tú te peinas, es la arena donde transcurren los desiertos, la luz de una supernova donde se fusiona el oro, el gotear de las canillas en una casa vieja, el tiempo es el mar que se rompe en las rocas de la costa,
el tiempo es la pupila abierta de los muertos donde se contemplan los vivos, el tiempo es el titilar de las luciérnagas en un atardecer de estío,
el tiempo eres tú sosteniendo la tinta que anima al poema, es el universo consciente girando desde su centro incierto, es el pulsar de los átomos de calcio, es el pendular de las arañas en su tela, es lo vital, es el fluir, es el cambiar, la nota musical corrompiendo el cristal efímero del silencio, el tiempo soy yo inconcluso sostenido únicamente por la ilusión del estar, del ser ahora animal, del ayer culpable, del mañana humano que proyecta, el tiempo es mi sangre mestiza en tu interior tibio de hembra, son los pasos que me llevan, los pasos que me traen, los pasos que me pierden, son los pasos que hacen el camino y el paisaje, son los latidos de este corazón que no puede parar en su latir, que no quiere parar de desear, porque el tiempo es todo, porque el tiempo es tiempo, porque el tiempo no existe, porque el tiempo es Dios riéndose de si mismo, de todos, de todo, de nada.
Golem ahora.
En definitiva:
Hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir.CB.
Cosas de viejo.
Apócrifo 👻
para GC.
ésta pobre muerte desnuda ya de mí,
ya sin recuerdos,
anónima y desvalida
como una viuda joven,
como una anciana mujer que mira en su espejo,
casi sin luz
la habitación desordenada,
y busca
un poco de todo
en la nada,
aunque sea un último destello.
Tú, que pudiste nacer de pie sobre la tierra brava,
la tez de tu mejilla clara soberana también del
frío áspero suelo.
¡Cómo te envidio!
Espero, me
perdones el temblor en los ojos,
ese observar de pájaro sin árboles.
Perdona.
Soy algo que se apaga apenas en el aire
por su propio peso.
Cobardía de haber nacido sordo al ronco rugir de un corazón mestizo.
Amigos;
brinden por mi alma delgada
antes de que se desvanezca la apócrifa bruma amanecida
en el sol del mediodía.
¡Brinden!
¡Por mi alma quemada!
¡Oh mi pobre alma ardiente!
Soy como la arena que se deja caer lenta
hacia el río, como la sed del agua que hace
braza en el brote nuevo de la selva mustia
o la salvaje piedra donde duerme el dócil animal
azul del horizonte.
Y ahora... amigos, llevo esta muerte prendida al ojal del saco
como un clavel nocturnal preñado en oscura tinta blanda.
Negra la sangre y la mirada.
Negra la esperanza.
Calada está hasta en el más blanco y pequeño de mis huesos,
irremediable y amada.
Golem 14 de octubre 2021.